4 pasos para proteger tu piel del frío

¿Habéis notado ya que el frío está llegando…? En esta época del año las temperaturas van bajando y la piel se convierte en uno de los mayores perjudicados. El aire frío, la calefacción, los cambios bruscos de temperatura y la polución contribuyen a que nuestra dermis se resienta y necesite un cuidado especial. En este post queremos enseñaros los 4 pasos básicos a seguir para proteger nuestra piel del frío. ¡Toma nota!

1.Cuida tu hidratación facial

Lo más importante a la hora de cuidar nuestra cara es ser constantes en la aplicación de los tratamientos y escoger aquellos que se ajusten a nuestras necesidades. La aplicación siempre es la misma: todos los días, por la mañana, limpiar y tonificar la piel.

PASO 1: LIMPIEZA

En este punto es preferible escoger aquellos que tengan una textura de leche o aceite y sobre todo evitar los geles astringentes que resecan mucho la dermis. Lo bueno de este tipo de limpiadores es que no necesita agua para retirarlo, por lo que está especialmente recomendado para pieles irritadas o muy secas.

Pero, ¿por qué son preferibles las texturas de leche o aceite? Los componentes, principalmente aceites (de avellana, de almendra…) se funden con los del maquillaje y hacen que se elimine más fácilmente con un algodón. Además, a pesar de lo que pueda pensarse, los aceites dejan la piel limpia, tonificada, flexible y radiante.

PASO 2: TONIFICACIÓN

Existen numerosos tónicos que nos ayudan a mantener la piel hidratada y que cuentan con los siguientes beneficios:

  • Refrescan, cierran los poros y equilibran la piel
  • Restablecen el PH de la piel tras la limpieza
  • Revitalizan y rejuvenecen los tejidos

En el mercado hay dos tipos de tónicos: el astringente, para pieles grasas, y el facial, ideal para refrescar la piel. Independientemente de cuál escojamos, debemos apostar por uno que esté libre de alcohol.

PASO 3: SÉRUM

Se usa en forma de gotas, después del tónico, y se puede aplicar por toda la cara hasta el contorno de ojos, incluido el cuello y el escote. En función del tipo de producto que escojamos se puede aplicar por la noche antes de acostarse o durante el día junto con la crema hidratante.

Además, los hay para cada tipo de piel, y las propiedades varían:

  • Nutritivo: aporta elasticidad y da un aspecto más sano de nuestra piel, especialmente por la vitamina E. Calma los picores e irritaciones de las pieles sensibles.
  • Piel grasa: purifica, cicatriza y calma. Regenera la piel y las manchas producidas por las cicatrices de los granos y ayudan a cerrar los poros.

PASO 4: HIDRATACIÓN

La mejor crema es aquella que se ajuste a nuestro tipo de piel. Existen para pieles grasas, secas o mixtas, aunque en invierno necesitamos una que tenga una textura más nutritiva que en verano, sin olvidar otros factores como arrugas, firmeza, manchas… Además, no debemos olvidar que tiene que contener protector solar que nos ayuda contra:

  • Fotoenvejecimiento
  • Rayos UV e inflarrojos
  • Factores ambientales y de los radicales libres

PASO 5: ELIMINACIÓN DE CÉLULAS MUERTAS + MASCARILLA

Si hemos seguido los pasos anteriores ya estamos más cerca de conseguir una piel suave e hidratada. En este punto, no debemos olvidar eliminar las células muertas con una buena exfoliación. Conseguiremos una mayor luminosidad del rostro, y es importante no usar el mismo exfoliante que en el resto del cuerpo. En función del tipo de piel realizaremos el proceso más o menos veces a la semana:

  • Piel seca o sensible: una única vez
  • Piel grasa: dos o tres veces semanalmente

Por último, para cerrar el tratamiento, es recomendable aplicar una mascarilla una vez por semana, preferiblemente tras la exfoliación. En el mercado existen numerosos productos, texturas y olores, solo es cuestión de escoger la nuestra.

  • Hidratante: para pieles secas o muy secas. Calman la tirantez gracias a componentes como el aceite de Karité o el germen de trigo.
  • Purificantes: aportan luz e intensifican la limpieza de la piel.
  • Calmantes: destinadas para pieles sensibles ya que calman la dermis, eliminando rojeces y tiranteces
  • Efecto flash: contienen ácido hialurónico, colágeno, vitaminas y extractos vegetales. Además, gracias a su formato, la piel absorbe rápidamente los componentes activos.

Si a lo largo de todo este proceso os surgen dudas sobre qué productos necesitáis, en vuestra farmacia estarán encantados de ayudaros para elegir aquellos que os vienen mejor en función de vuestra piel.

2.Cuida la hidratación del resto del cuerpo

Hemos comenzado por la hidratación facial, pero no debemos olvidarnos del resto del cuerpo. Por lo general en invierno llevamos más capas de ropa, más gruesas, y debemos escoger productos nutritivos que se encarguen de proteger el manto hidrolipídico, esto es, la capa que se encarga de proteger la hidratación de nuestra dermis.

Debemos aplicar una buena cantidad de crema todos los días, después de la ducha, y tenemos que tener especial cuidado con:

  • Manos: es una de las partes que más sufren durante el invierno, por lo que podemos cuidarlas con una crema específica. El objetivo es luchar contra la tirantez, la sequedad y las irritaciones.
  • Contorno de ojos: esta piel es más fina y sensible, por lo que los efectos de la deshidratación son mayores que en el resto del cuerpo. Es importante escoger una crema que nos ofrezca una protección y humedad adicional para las bajas temperaturas del invierno.
  • Labios: se deshidratan con facilidad, y aunque hay más humedad en el ambiente, suelen estar agrietados y secos, por lo que debemos contar con un buen protector labial con factor solar.

3.Evita los cambios bruscos de temperatura

Uno de los problemas a los que nos enfrentamos en invierno son los cambios de temperatura: salimos de casa y el aire frío golpea nuestra piel, entramos en la oficina y hace un calor excesivo por la calefacción… Todo ello provoca que nuestra dermis se reseque y necesite un plus de nutrición.

Sin embargo, no es el único cambio de temperatura que nos afecta. Estamos acostumbrados a llegar a nuestra casa y darnos una ducha caliente para recuperar el calor, y esto es bastante más agresivo de lo que nos pensamos, ya que conseguimos eliminar el manto hidrolipídico del que hablábamos anteriormente.

Somos conscientes de que en este punto es bastante complicado cambiar hábitos, pero sí os recomendamos que evitéis poner la calefacción muy alta: es preferible ponerse una chaqueta en casa a estar en manga corta, y sobre todo ducharnos con agua templada en lugar de muy caliente.

4.Controla tus hábitos

Parece algo básico, pero para mantener nuestra dermis hidratada, tenemos que estar hidratados por dentro. Por eso, aunque en invierno es más complicado, tenemos que beber 2 litros de agua al día y tener en cuenta:

  • Mantener una alimentación sana y equilibrada
  • Hacer deporte al menos 3 veces por semana
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco
  • Dormir 8 horas al día

Seguir todos estos pasos no se consigue de la noche a la mañana, pero si poco a poco vamos introduciéndolo en nuestras rutinas, comprobaremos cómo este invierno nuestra piel sigue suave e hidratada.  Y tu, ¿cómo consigues una piel perfecta durante todo el año?